Hoy es un placer tener como invitado en el Blog MCS a Jorge Gutiérrez-Hellín, Deportista de Alto Nivel que participó en los pasados Juegos Paralímpicos de Tokio 2020 como guía de un corredor invidente, Eduardo Uceda. Te dejo con su increíble historia de superación, que espero que te inspire:

Cuando ayudas sin esperar nada a cambio, la vida te lo devuelve multiplicado por mil.

Ese, junto con la frase “no existe la luz sin la oscuridad” puede ser el resumen de mi acompañamiento a Eduardo Uceda Novas (deportista con “discapacidad visual”) y el inicio de lo que os voy a contar en este post. Si quieres conocer más en detalle, lee hasta el final y permíteme acompañarte en esta pequeña aventura llena de crecimiento personal.

Aún recuerdo cuando en noviembre de 2019 un gran amigo y un fuera de serie como atleta y como persona (Guille Rojo), me escribió para informarme que un atleta necesitaba un guía para poder desarrollar sus entrenamientos y competición debido a que estaba perdiendo bastante visión y ya no era capaz de terminar una carrea solo. Siempre se lo agradeceré, a Guille y a Eduardo.

En ese momento yo acababa de defender mi Tesis Doctoral en la universidad y estaba trabajando como Profesor/Investigador en la Universidad Francisco de Vitoria. Siempre he compaginado mis entrenamientos en el atletismo con mis estudios y trabajo, lo que me ha impedido poder sacar mi 100% deportivamente hablando.

Cuando me comentó Guille la opción de echar una mano a Eduardo yo pensaba que únicamente consistía en correr más rápido que el deportista ciego, pero no… me equivocaba, y bastante. Digo esto porque el guía normalmente corre por fuera de la calle, lo que supone correr unos 7 metros más que el deportista ciego, es decir, unos 2 segundos más rápido que él y normalmente hablándole durante la carrera, corrigiendo errores y animándole.

¿Qué supone ser guía?

En España al igual que en muchos países, el deporte Paralímpico se está desarrollando en la actualidad y queda mucho trabajo por realizar. Los países punteros tienen escuelas de guías y entrenamientos específicos para ellos puesto que es una tarea muy específica, difícil y supone un desarrollo íntegro del atleta en diferentes campos de conocimiento físicos y psicológicos: control emocional, ambiental, gestión y resolución de conflictos, gran estado físico y perfil de servicio. 

Cuando Eduardo y yo empezamos a entrenar nos ocurrió de todo… para comenzar debemos tener en cuenta que los deportistas con discapacidad visual suelen tener una zancada muy corta atendiendo a que les aporta seguridad en la carrera, alejándose del rendimiento deportivo óptimo que en la expresión de la velocidad viene marcado por la amplitud y la frecuencia de zancada. Por otro lado, Eduardo es un poco más bajo de estatura que yo, suponiendo otro hándicap importante. Esto lo digo porque cuando corremos tenemos que ir sincronizados como si fuéramos uno solo, cuando el mueve la pierna derecha y el brazo izquierdo yo me tengo que comportar como un espejo, mi pierna izquierda y brazo derecho deberían moverse al unísono. Uno de los factores claves en el rendimiento deportivo de estas pruebas es la coordinación entre atleta paralímpico y guía, siendo la máxima expresión de la sincronización el convertirse en uno. Cuando vamos perfectamente sincronizados es una sensación mágica, ni yo siento a Edu ni el me siente a mí, es una fusión perfecta y nos comportamos como una “nueva persona”.

Otro aspecto que me llamó y llama la atención bastante y que es importante destacar, es que corremos atados por la mano con una cuerda de unos quince centímetros. Es muy curioso porque a través de la cuerda eres capaz de sentir a la otra persona al completo. Yo cuando estoy conectado con un atleta paralímpico con la cuerda, sé perfectamente como van sus segmentos corporales, pies, tronco, hombros, brazos, sé si está contracturándose, si tiene tensión, si está nervioso, si su zancada es más corta, si su cadera va en retroversión o anteversión. Si yo percibo todo eso, no me quiero imaginar lo que sentirá un deportista Paralímpico con discapacidad visual y sus otros sentidos potenciados. En resumen y bajo mi humilde opinión, me parece algo muy personal, es una sensación bastante interesante y la cual os animo a que probéis. 

Me dijeron que existen dos tipos de guías, los que vienen, hacen su trabajo y se van, o los que se implican en todo el proceso. Para mí y evaluando estos 3 años vividos y experimentados, solo hay un tipo de guía efectivo. El guía que acompaña en todo el proceso íntegro del deportista con discapacidad visual y para ello uno debe renunciar a lo más valioso que tiene: su vida deportiva individual. Este es el primer paso para ser un guía de verdad y probablemente uno de los más duros psicológicamente. Si se quiere hacer una labor íntegra humana de verdad, hay que trabajar como uno, con objetivos conjuntos y con responsabilidades y reconocimiento conjunto. He aquí el motivo por el que nos sienta tan mal cuando en situaciones de reconocimiento solo se reconoce la labor del deportista Paralímpico, en la mayoría de los casos quedando el guía en un segundo plano, o ni eso. Únicamente viviendo en el día a día se podría conocer si de verdad es una tarea integral la que se está realizando junto con el entrenador, familia, guía y deportista paralímpico, o si en su defecto se está haciendo otro tipo de trabajo deficitario (bajo mi humilde opinión).

Correr más rápido que ellos es lo más fácil, lo verdaderamente complicado es todo el proceso de acompañamiento que no se ve. El guía tiene que crear un lazo muy fuerte con su deportista, tienen que confiar plenamente el uno en el otro. En competición y entrenamientos no hay opción a dudas o errores, ya que podría desencadenar en una lesión grave o en un accidente. Esto se trabaja día a día, en cada entrenamiento, en cada concentración, en cada competición, en cada viaje. El primer paso para que triunfe la pareja es una conexión personal buena para luego construir un proyecto común. He de decir que admiro a Edu, tiene un corazón gigante y unas cualidades que muchos ya querrían. Cuando se habla de discapacidad, el hecho de acompañarlos me ha permitido aprender bastante y llegar a ciertas reflexiones y conclusiones que voy a compartir contigo. Esta gente a la que denominamos “discapacitados” tienen alguna capacidad mermada por una enfermedad, trastorno, accidente… Pero dime quién no tiene una capacidad mermada de todas las que existen: seguramente no sepas tocar un instrumento musical, y por ello no te llaman discapacitado musicalmente hablando, o quizás no se te den bien las matemáticas, ¿serías discapacitado matemáticamente hablando? Edu tiene un oído privilegiado, a nivel de los mejores músicos del mundo: escuchando la letra de una canción durante un breve espacio de tiempo, es capaz, en cuestión de segundos, de transformarla en melodía en una flauta o piano, por no hablar de vozarrón que posee como tenor. Es una persona súper disciplinada compaginando sus entrenamiento con su otra pasión y equilibrio en su vida: las clases de música y canto. Mi reflexión desemboca en que la vida nos da 100 puntos para repartir entre nuestras cualidades y en el caso de ellos, los ¿discapacitados? algunas de sus habilidades poseen una puntuación baja y en otras una puntuación sobresaliente, llegando incluso a ser verdaderos genios. Por el contrario, en el caso de las personas ¿normales? el reparto es más equitativo.

Yo tardé un año en darme cuenta de la situación real y el compromiso pleno que supone ser guía, nadie me lo contó, y lo tuve que experimentar acercándome a la oscuridad: una rotura de isquiotibial y otra de cuádriceps. Esto es de lo peor que le puede ocurrir a un deportista profesional… lesionarse. Intenté compaginar mis entrenamientos individuales con la labor de guía y me di cuenta de que es imposible. En los entrenamientos con el deportista Paralímpico, continuamente estoy modificando los componentes biomecánicos, mis músculos están trabajando en ángulos que jamás lo hicieron, están soportando fuerzas en curva que jamás soportaron, aceleraciones y desaceleraciones… tal vez los ritmos con el deportista Paralímpico no den un estímulo de calidad fisiológico óptimo para mejorar, pero sí que aportan un estímulo muy fuerte en el sistema nervioso. Al modificar mi carrera para adecuarme a la Edu y Edu modificar la suya para adecuarse a la mía tuvimos un proceso de adaptación y aprendizaje que fue muy duro psicológica y físicamente. Mientras íbamos adecuándonos Edu también se rompió un aductor y un isquiotibial. Tuvimos una cuarentena de por medio y la preparación para nuestra primera internacionalización deportiva en el Campeonato de Polonia en 2021 fue discontinua y dramática, con pensamientos de abandonar en algunas ocasiones viendo la gran dificultad en la que nos encontrábamos. He de agradecer la labor del entrenador Juan José Morgado, del seleccionador Pedro Maroto y de los servicios médicos del Comité Paralímpico Español (Ramón Velázquez, Josefina Espejo y Mario Retuerta) sin los cuales habría sido imposible acudir en un estado de forma bueno al Campeonato que nos cambiaría la vida. 

Habíamos conseguido realizar un par de meses de entrenamientos con constancia, sin lesiones y parecía que todo iba genial. Los tiempos en entrenamientos iban bajando y nuestra sincronización y estado de forma mejoraba cada semana. Realizamos protocolos de fortalecimiento específico en aquellas goteras que habían salido consiguiendo llegar a Polonia en un estado de forma bueno. Bajo todo pronóstico conseguimos una medalla de bronce en los 400 metros lisos categoría t11, saboreando plenamente el momento. Con ello conseguimos acceder al plan de Deportistas de Alto Nivel español y lo más importante y que no lo sabríamos hasta unos pocos días antes… es que nos daría un pase directo para los Juegos Paralímpicos de Tokio 2020. 

A partir de este momento nos planemos luchar por el sueño de Tokio 2020. Hasta este instante no nos habíamos planteado realmente luchar por ello teniendo en cuenta todos los infortunios que nos habíamos encontrado por el camino. En Polonia conseguimos correr en 52.80 segundos y necesitábamos bajar a 51.90 para poder optar por un puesto para Tokio 2020. Los siguientes dos meses fueron terroríficos, lejos de lo normal en una planificación deportiva y arriesgando, competimos casi todos los fines de semana con el desgaste físico y mental que conlleva. A esto hay que sumarle mi trabajo de cuarenta horas semanales en la universidad. Yo personalmente llegué a las últimas semanas con unos dolores en los tendones de Aquiles que me impedían incluso moverme por las mañanas. Y Edu más de lo mismo… estábamos absolutamente reventados. En la última competición conseguimos acercarnos a 52.20 quedándonos a tres décimas del sueño Paralímpico.  A la semana siguiente se anunció en una rueda de prensa el equipo oficial para representar a España en los Juegos. Efectivamente ni Edu ni yo habíamos sido seleccionados (existía una mínima posibilidad de que se produjera alguna baja de última hora, y nosotros estábamos los terceros en la lista de espera).

Un lunes de julio a las 11:50 de la mañana me sonó el teléfono:

-Buenas Jorge, soy Pedro Maroto (Seleccionador Nacional), ¿estás sentado?

-Si Pedro, dime. Estoy sentado en una silla jajaja ¿qué quieres?

-¡Te vas a Tokio!

-¿CÓMO QUE ME VOY A TOKIO?, Pedro no me vaciles con esto que es un tema serio y estamos bastante dolidos.

-La Federación Internacional os ha invitado expresamente por ser medallistas continentales. Ha llegado una carta a vuestro nombre.

Me puse a llorar como un niño y salí corriendo a dar un abrazo a mis padres. Llamé a Edu y no nos lo creíamos, estábamos en una nube. Acto seguido cogí el coche y me fui a buscar a mi acompañante de vida, Susana Alonso, y la di un abrazo gigante durante ya no recuerdo cuánto tiempo. Nunca olvidaré ese momento. El camino había sido tan duro, habíamos vivido tantos momentos complicados… y la balanza acaba de equilibrarse.

De aquí en adelante fue un sueño, aún recuerdo todos los detalles. Entrenamos como animales, pero muy inteligentemente. Monitoreamos el entrenamiento y nuestras molestias al milímetro. Se terminaron las clases en la universidad y pude entonces centrarme en los entrenamientos al 100%. Nos aislaron quince días en el Centro de Alto Rendimiento de Barcelona, lo que supuso cumplir otro sueño que no había podido vivir nunca, dedicarme exclusivamente a entrenar. Me levantaba, desayunaba, entrenaba, comía, siesta, entrenamiento, fisios, cena y a dormir. Todo mientras aprendía y escuchaba vidas tan increíbles de otros compañeros del Equipo Nacional. Nuestro rendimiento se disparó exponencialmente cada día que pasaba ya que en Madrid no habíamos tenido el entorno óptimo para entrenar, teniendo en cuenta nuestros quehaceres diarios.

También me sorprendió el alcance mediático que registramos a partir de ese momento. Entrevista por aquí, evento por allá, marca ofreciendo patrocinio… una auténtica locura.

Una vez llegamos a Tokio, podría decir que fue todo espectacular, pero mentiría. Hubo luz y oscuridad, tuvimos que gestionar algún que otro problema y conflicto, también gestión emocional en situaciones de máximo estrés en competición, pero en definitiva salió todo muy bien. Muchos deportistas no solo tienen discapacidad visual, sino que en ocasiones ésta viene acompañada de una discapacidad cognitiva. En el caso de Edu le cuesta la gestión emocional y en ciertos momentos se ve sobrepasado por las situaciones. Es un punto prioritario en el trabajo que realizamos y ha progresado mucho. En Tokio, lejos de casa, en un ambiente climatológicamente muy hostil (90% de humedad y 35 grados) y con la presión de unos Juegos. Es complicado gestionar emocionalmente todo con apenas 20 años que tenía Edu en ese momento, sumado además a la presión que teníamos por todos los ojos puestos en nosotros y la presión de representar a todas y cada una de las maravillosas personas de nuestro país. 

Muchos deportistas además se juegan su salario en este tipo de competiciones. El hecho de quedar 1º a quedar 5º supone pasar de dedicarse al deporte de Alto Nivel profesionalmente y poder vivir de ello durante un año, a tener que buscarse un trabajo y con ello reducir el foco y rendimiento deportivo, sumando mucho estrés, ansiedad y presión a los deportistas.

Cuando digo que el guía hace una labor integral me refiero a esto, el acompañamiento en la gestión de conflictos es fundamental, el apoyo en esos momentos de oscuridad es clave para atraer a la luz al deportista y equilibrarle. Probablemente por esto en especial no se vean guías jóvenes y sean la mayoría superen los 25 años de edad. El guía debe tener un control emocional alto, un nivel de conciencia y empatía muy alto, resolución de conflictos, autoconfianza…Normalmente debe ir por delante en la vida, debe haber crecido personal y atléticamente, haber vivido situaciones difíciles, curtirse en mil batallas para poder hacer un buen trabajo integral. Solo piensa la presión que supone correr en unos Juegos y saber que, si la cuerda se suelta, se pisa una línea, el guía entra delante… se descalifica al equipo… piensa que a través de la cuerda se siente todo, y que cuando uno está corriendo, la responsabilidad de que todo salga bien es del guía. Tienes que estar preparado para ello física y psicológicamente y no transmitir ni un ápice de duda o falta de confianza. 

Sinceramente, llegados a este punto muchas veces he reflexionado sobre mi preparación física y psicológica sorprendiéndome con mis reflexiones y conclusiones. Todo lo que me ha ocurrido en la vida, la educación que he obtenido de mi entorno, el trabajo de desarrollo emocional y psicológico que han realizado conmigo, mi entrenamiento individual de atletismo, mi camino en los estudios, la oscuridad y luz vividas… todos los momentos buenos y malos me han preparado en mayor o menor medida para estar perfectamente cualificado y afrontar sobresalientemente y con disfrute este acompañamiento junto a Eduardo Uceda Novas. 

El apoyo fue espectacular y algo que nunca había vivido: diariamente recibíamos mensajes de amigos de mi pueblo, Arenas de San Pedro, de mi barrio, Moratalaz, de mi colegio, de mi universidad… Y no solo a mí, sino también a mis amigos, pareja y familia. Muchas gracias por hacerlo tan especial sin daros cuenta, desde dentro se agradece mucho en todos los momentos de oscuridad y es algo que aporta mucha fuerza y motivación para seguir adelante.

Es muy curioso lo que ocurre cuando aportas desinteresadamente en el camino, ocurre que la vida te lo devuelve multiplicado por mil.

Si quieres leer más post puedes leerme en blog que escribo en www.doctordeporte.es

Muchas gracias por leerme y por tu tiempo.

Espero que te aporte y te haya gustado.

About the Author Equipo MCS

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